Cacho de Pan

Piel Barcina, ojazos marrones, cara espigada como un lapiz, cuerpo delgado pero elegante y con un pecho grande tan gran como su corazón... Ese es Cash, cacho de pan, mi cacho de pan.


En un día de aquel Diciembre te vi por primera vez, tu contento y tímido a la vez, no sabías que ocurría porque veías alejarte de un sitio que conocías y no sabías si lo que te venía era mejor o peor puesto que en tu corta vida ya habías sufrido aunque no en gran medida los vestigios del rechazo por aquellos que no te quieren o ven que por tu raza no les dabas la talla.


Aquel día de Diciembre empezó la aventura de llenarte de amor, cariño y brindarte felicidad. Fuimos a cambiarte la vida tratando de que fuese a mejor para tí pero tu cambiaste la mía. La cambiaste por completo.


Empezamos al día siguiente con la enseñanza de lo que debías hacer o no hacer en casa. Tu cama, tu comida, tu aguante para hacer tus cosas fuera, tu educación, tu trato con tus hermanos diminutos para tí ya que todos son gatos? me decías!... Maya, Blue, Anka y Campeona eran para ese momento tus compañeros del día a día.


Me sentí mal al pensar que no podría aceptar el cambio de vida que me estabas originando, pensando que era un suplicio el cuidarte a diario y a la vez que no estaría a la altura cuando en realidad tu me cuidabas a mí. Esos ojos asustadizos, ese temblor en el cuerpo y cola entre las piernas cada vez que escuchabas o veías algo raro, algo que no te gustaba, pues eso me hiso sentir que debía protegerte e inmediatamente me enamore de ti.


Esa emoción y posición de yoga tan particular para mostrar la emoción al ver a un compañerito de juego o cuándo venías a recibirme. No era consciente de que estaba teniendo un cambio de vida positivo, lleno de amor por tu parte. No era consciente de lo que en principio era sacrificio se había convertido en necesidad. Necesidad de verte cada mañana, de ver como tan solo verme vestida ya te hacía venir hasta mi, era necesidad de que me sacaras a pasear para no estar estancada en un sofá, era necesidad hasta de ver con gracia como me robabas una zapatilla cuando no estaba a tu lado reclamando mi atención.


Cada día a tu lado empezó a ser una nueva aventura sobretodo cada vez que íbamos a a algún sitio nuevo. Tu primera vez en playa, tu primera vez en la nieve, tu primera vez en la montaña. Ver cada reacción a cada lugar, fue algo grandioso....


En la playa me enseñaste la alegría de descubrir algo que te gusta; disfrutando de ella con velocidad y libertad, esa sensación de correr libre por la vida sin que nada te detenga.


En la nieve me enseñaste que aun con miedo a lo desconocido y algo que no era del todo agradable para tu cuerpo pues aún así se puede seguir adelante para descubrir que era todo aquello dejando el miedo y barreras atrás.


En la montaña la curiosidad por ver que hay detrás de! Detrás de cada cosa, de cada detalle, un impulso que te puede traer cosas buenas o malas pero que independientemente del resultado no hay que quedarse estanco en lo que conoces y te da seguridad que era yo tu madre. Siempre aventurero, explorador y descubridor pero sin descuidar a lo que tienes seguro, lo que tienes detrás que es tu refugio, tu casa, tu madre, tu hogar.


Cuántas cosas mas podría aprender de tí. Para mí no eres una mascota, eres una parte de mí.


Ahora tienes un hermano y compañero de aventuras, disfrutas con tus colegas perrunos, pasas el día a día en tus paseos y aventuras. Y hoy mi pequeño te cuidan otras que de seguro lo hacen con mismo cariño y amor con el que lo hacía yo.


Eres un ser especial mi Cacho de Pan como te llamaba cada vez que quería tener una conversación contigo, explicarte algo, o darte de comer.


Cacho de Pan; mi Cacho de Pan!